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sábado, 24 de enero de 2015

Del Melancólico y Otros Temperamentos


Melancólico: del griego Melanos Kholé (bilis negra) Nombre derivado de uno de los 4 humores que se utilizaban en los saberes antiguos. Perteneciente a uno de los 4 temperamentos. 

Mezcla de frialdad y sequedad, frío que interioriza, absorbe, encoge, resiste, recibe y seco que se aísla, se esfuerza, rígido y extremo; entre los dos forman el carácter Nervioso (también llamado melancólico) del elemento Tierra (sólido, denso, conservador) con cualidades como la delicadeza, la interiorización, la retracción. Semejante al Otoño, estación de recogimiento, de ahorro para la supervivencia. 

Las personas con mucha Tierra, son conservadores, tranquilos, constantes, lentos, buscan seguridad, lo material, lo físico, son muy sensibles y sentimentales, indecisos. 
El de carácter melancólico es pesimista, taciturno, ahorrador de energía, de fuertes deseos y de escasa reactividad.
El exceso (desequilibrio) de bilis negra puede derivar en pereza, insomnio, depresión, alteraciones emocionales, angustia o preocupación excesiva.


La Astrología en nuestros tiempos se enseña usualmente desde la perspectiva natal y precipitándonos rápidamente hacia los significados de signos y planetas, partiendo de los 4 elementos como base fundamental.
Es como empezar a estudiar la química desde las grandes moléculas, obviando las estructuras más pequeñas, los átomos que las forman.

De esta manera en algún momento puedes leer o escuchar hablar de algunas cualidades como húmedo y frío que identifican las características básicas de los significadores planetarios y zodiacales, y te quedarás con cara de “qué curioso... ah! pero eso es solo astrología antigua” y por esa misma declaración de principios, puedes dejar estas cualidades en un tercer, cuarto o enésimo plano de la memoria; como es antiguo, ya no sirve. Probablemente lo moderno es más fácil, más guay y también más liviano de aprender. Total, ¿quién ha dicho que la Astrología sea antigua? …

Las bases astrológicas con las que funcionamos hoy (signos, planetas, cualidades, aspectos) son las mismas desde hace milenios, es un sistema construido en un sentido y es por ello por lo que debemos de seguir teniendo en cuenta esas bases. Si alguien quiere hacer una nueva astrología cambiando el significado de los elementos, signos, cualidades, etc, debería de replantearse todo el sistema desde el principio. 

Es importante manejar bien los 4 elementos básicos de la tradición Astrológica y esotérica de nuestros antepasados para comprender el zodiaco y a veces es suficiente para comprender la vida a través de estos arquetipos. Pero nos quedaríamos en la macromolécula.
Si queremos escarbar un poquito más, los elementos se pueden quedar cortos. 


Desempolvando un poco los libros de la tradición nos encontraremos que la base de estos elementos son las cualidades que nacen de la dualidad: frío/caliente húmedo/seco.
De la mezcla de estas características de la vida nacen los elementos y se construyen los planetas y los signos que aportan o restan cualidad según sus posiciones en el horóscopo.
De la misma manera que el horóscopo está construido en base a estas cualidades así como lo están todos los elementos de la vida, el individuo, su cuerpo y su personalidad están determinados por la cuantificación de lo frío, caliente, húmedo o seco de sus posiciones astrales.
A esto antiguamente se le llamaba temperamento.


Además del Melancólico existían el Colérico (de Fuego) iracundo, enérgico, relacionado con la bilis amarilla (hígado). El Flemático (de Agua), afectivos, empáticos, frágiles, relacionado con la flema (mucosidad). Y el Sanguíneo (de Aire), sociales, inquietos, juveniles, relacionado con la sangre.
Cada individuo manifestaba un temperamento dependiendo de las cantidades de humedad/temperatura presentes en su carta y reflejaba tanto su aspecto físico como el psíquico. Se asociaban también a los 4 humores que fueron la base de la medicina galénica hasta el siglo XIX. Antiguamente aquel que practicaba medicina lo hacía desde el conocimiento astrológico ya que este englobaba los conocimientos del momento, ayudando a conocer los orígenes y el tratamiento no de las enfermedades si no de los individuos, con mayor o menor acierto... al igual que ahora.


No pongo en duda que algunas prácticas médicas antiguas relacionadas con los temperamentos no fueran descabelladas, pero creo que es interesante observar cómo funcionan los temperamentos en las personas, cómo se manifiestan estos en sus vidas, y por qué no, qué tipo de enfermedades desarrollan los que tienen excesos de frío o de calor en su carta natal. Esta es la psicología de toda la vida, aunque como pasa con todas los saberes actuales, la recortan, y la aíslan del resto: psico por un lado y phisis por otro, vayamos a liarla y perdemos nuestra objetividad...
Reflexionando sobre esto, ¡haría falta para completar el cuadro de logías la spiritulogía! ¿Para cuando en la universidad? Espero que antes de que llegue se den cuenta de que hacen falta más puentes y menos islas en la ciencia actual. Algún día volveremos a lo holístico desde la mirada al cielo.

Para terminar reproduzco las Recomendaciones de Higiene de un médico árabe que sí que utilizaba este saber holístico (son prestadas del blog de la astróloga Adela Ferrer)

Libro del cuidado de la salud durante las estaciones del año, llamado también Libro de Higiene, de M. b. 'Abdullah b. Al-Jatib, Granada (1313-1374)
Desarrolla de manera sistemática las costumbres y el orden de vida que cada cual debe poner en práctica, conforme a su temperamento, para mantener una buena salud o recuperarla si la ha perdido. El libro da recomendaciones higiénicas para cada temperamento en cada estación del año; en este caso qué haría un “colérico” en otoño. Un caliente-seco en una estación fría-seca... a primera vista observamos un exceso de sequedad.

Régimen de la complexión biliar amarilla en otoño
La calidez de la complexión tiende a compensarse con la frialdad de la estación; sin embargo, hay exceso de sequedad, razón por la que proliferan las enfermedades.
Conviene tomar alimentos de calidez equilibrada y gran humedad como carnes procedentes del cordero, gallina y huevos. Caldos ensopados y fuertes, grasas en sus diversas variedades con garbanzos y pimienta. Alimentos a base de leche como el arroz y el mijo con nata y azúcar. Carnes condimentadas con nabos, zanahorias y tubérculos de plantas reconocidas por su humedad. Es excelente la flor de harina blanca sin excederse.
Se beberá agua de sabor dulce en cantidad moderada. Oximiel, agua de azúcar, jarabe de manzana e higos.
Deporte con moderación, paseando o luchando, eligiendo para ello las horas suaves del día.
No abusar del coito a causa del exceso de sequedad.
Se recomienda el baño con agua tibia para humedecer y fortalecer el cuerpo que se untará después con aceite de almendra y sésamo. Perfumar las habitaciones con violeta, calabaza, hojas de albahaca, ámbar y algalia.
Usar vestidos confeccionados con lino suave.
Como entretenimientos se pueden escuchar melodías entonadas por voces enronquecidas, cantos sin ritmo como címbalos y palillos, acordes melodiosos de arpa y flauta, rumor de árboles y agua corriente. También es aconsejable contemplar aguas estancadas y emanación de vapores.
Frecuentar tertulias con personas amenas escuchando poesías y relatos emocionantes que distraigan, mientras se toman dulces hechos de almendras, nueces, piñones, frutos secos y manzanas dulces, evitando bellotas, castañas, acerolas y frutos ácidos pungentes.”

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