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lunes, 14 de octubre de 2013

UNA DIOSA, UN SIMBOLO, UNA VERDAD.

Luna Creciente desde Istán.
Espero no cansarme nunca de mirar al cielo. 
De observar sus luces. 
De emocionarme con la Luna.

Qué habrá más allá de la apariencia apacible del satélite.
Traspasando sus manchas, sus cráteres, su forma recortada...
Sus extraordinarias puestas en escena escalando el horizonte.
Qué me llama que antes palpitaba pero que no lograba discernir.
Qué me atrapa que busco su brillo en el cielo deslumbrado...
apagado por nuestro afán de mantener el día vivo.
Ni todas las lámparas del mundo lograrían empañar su presencia.

Hay leyenda, misterio, corazón y aventura.
Hay sueños, abuelas, océanos y suaves cabelleras.
Hay deseos, infancias e inquietudes.
Hay un reloj, una maestra y unos brazos que te acogen.
Hay paz, armonía y un gran espejo para el alma.

Y se acerca el Sol... y decide recogerse, oscurecerse, reposar.
y se aleja el Sol y se activa, y persigue de nuevo recuperar todo su esplendor.

La promesa de su grandeza, la euforia de la vida y la incoherencia.
Hormonas, sentidos y emociones esparcidas.
El hombre lobo, la cena con velas y la celebración de la vida...
en la noche.