Páginas

jueves, 26 de diciembre de 2013

Año nuevo... vida nueva.

Los fines y comienzos de año son siempre momentos mágicos en los que echamos la vista atrás para repasar lo que hicimos o dejamos de hacer y con ilusión miramos hacia el otro lado, a lo que estar por llegar, declarando nuestros sueños y retos.
Desde hace algunos años Plutón nos acompaña en estos momentos de reflexión e ilusión, ayudándonos a poner consciencia en lo que necesitamos transmutar para continuar representando nuestro papel en la tierra. Y esto tiene que ver con los cambios que irremediablemente hacemos para adaptarnos a las circunstancias que nos tocan vivir. Para muchos estos tiempos son traumáticos y difíciles, para algunos una oportunidad para crecer y un reto, pero indudablemente mueven a las personas y los sacan de sus lechos cómodos y calentitos.
Este cambio de año que nos toca es un momento crudo. Y dentro de su dureza y urgencia tenemos la posibilidad de rebelarnos y dejarnos soñar.
Hay que poner orden. Y digo "hay" porque parece imperativo arremangarnos y enfrentar lo que llevamos dejando de lado durante mucho tiempo.
Para ello, dejemos crecer nuestra fuerza interior para enfrentar lo que acontece. Soltemos el ímpetu socialmente escondido, no nos avergoncemos de lo que somos o podemos llegar a ser.
Me viene la imagen del superhombre de Nietzsche, cansado de mediocridad y triste regocijo en penurias y tristezas.
Enfrentemos los valores que nos acompañan y que nos atan a un comportamiento limitante. Rompamos ataduras generacionales y progresemos de la teta a la caza. Pongamos en marcha nuestros músculos para buscar nuestro lugar.
¿Y cuál es nuestro lugar? ¿hacia donde voy? ... dejémonos también soñar, danzar, acompañar, pedir. Pongámosle música a nuestra aventura, busquemos quién nos ayude, dancemos nuestro sueño.
Y compartámoslo, contagiemos a nuestros vecinos con el entusiasmo que nos mueve, expresemos el regocijo, la rabia y la pena, el disfrute y el miedo. Quizás compartiendo lo que escondemos abramos nuevas puertas.